viernes, 3 de abril de 2009

zoo polemico..

El alerta fue de la Fundación Vida Silvestre. En el Aeropuerto Internacional de Ezeiza algo extraño está sucediendo, y no viene justamente en forma de valija. El ilícito tiene que ver con animales salvajes, puntualmente, del contacto directo con los mismos en un zoológico de Luján. De acuerdo al organismo ecologista en el aeropuerto se estaría distribuyendo un folleto que invita a los turistas a realizar algo prohibido por la ley.

Así se promueve el contacto de los visitantes con tigres, leones o dromedarios, pese a que la normativa vigente de la Provincia de Buenos Aires, la
Ley 12.238/98, advierte: “Queda prohibido la alimentación y el contacto directo con los animales a excepción de los animales domésticos que no revisten peligrosidad”.

“El folleto es apología porque presenta fotos de delitos penados por la ley, adormecen a leones o tigres para que la gente pueda entrar en las jaulas y tocarlos como si fueran gatitos”, explicó a Carlos Fernández Balboa, responsable de Educación de la FVSA.
Nadie puede asegurar que un animal silvestre no pueda contagiar una enfermedad a una persona o bien que no esté expuesto a un daño físico

Al ser consultados por , Jorge Alberto Semino, fundador y director de el
Zoo de Luján, explicó que desde hace 14 años ofrecen este servicio y nunca reportaron inconvenientes ni fueron advertidos por la justicia.

“Son animales nacidos en cautiverio y que están domesticados. No son salvajes, están acostumbrados al contacto con las personas y están mansos”. De acuerdo a las palabras de Semino, los animales no deben cumplir una rutina y sólo participan de la exposición.

Para corroborar los dichos de Semino, se contactó con la oficina de hablitaciones de la Municipalidad de Luján, en la que se negaron a ofrecer información en forma telefónica, "a menos que se inicie un expediente en mesa de entradas con una carta dirigida al Intendente y el pago de 16 pesos", según explicó un vocero de ese organismo.

¿Se pierde el instinto?

En cambio, el médico veterinario Leonardo Sepiurka sí polemizó con Semino. Según el especialista, la lógica indica que el zoo por naturaleza no es el ámbito adecuado del animal. Así, “por más que se los vaya socializando o aclimatando en parques estilo Disneylandia el instinto en algún momento aflora. El que diga lo contrario no sabe de lo que habla”.

De acuerdo al especialista, el contacto con el hombre genera estrés, sin importar si es un león o un organismo unicelular. Motivos que pueden desencadenar una acción violenta o repentina.

Asimismo, Sepiurka alertó que los animales pueden brotarse por otros factores además de la presencia humana. “La alteración del ciclo sexual les cambia la fisiología, se sabe que la variación de intensidad lumínica provoca cambios en el carácter, como así también la acción de feromonas, que pueden calmar o alterar de acuerdo al olfato”.

La ley y los hechos

Siguiendo el brazo de la ley, y el artículo antes mencionado, los animales del zoo no pueden estar en contacto directo con los visitantes. Sin embargo, Semino, advierte un detalle que, en su opinión, no es contemplado por la reglamentación.

“Queremos que el artículo se especifique bien, porque los animales en cautiverio no revisten el mismo peligro que los salvajes”, expuso el director del Zoo de Luján quien reclamó que se trate la modificación de este inciso. “Para nosotros sería más fácil y barato tenerlos encerrados en una jaula , pero preferimos cuidarlos, cepillarlos y darles leches para que no se depriman”.

Asimismo desde la Fundación Vida Silvestre alertaron que “la mayoría de los zoológicos argentinos no cumplen con los objetivos que debería tener este tipo de institución.

“Se restringen a exhibirlos y a invertir en este sentido, porque –para la mayoría de sus propietarios- un zoológico es un negocio, no una institución al servicio de la conservación de la naturaleza. Por lo tanto, las normas de seguridad son precarias y los accidentes más comunes de lo que pensamos”, afirmó a través de un comunicado Claudio Bertonatti, uno de los directores de la ONG.

Por su parte, Sepiurka manifestó que ciertas reacciones están en la estructura genética del animal, en un río africano o en la fosa de un zoológico. Es algo que no pierden, más allá de estar familiarizados con su cuidador.

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